martes, 15 de septiembre de 2009

amicitia

El ir y venir de las personas en nuestra vida nos hace crecer, madurar, cambiar pero sobre todo aprender.

Cada persona buena o mala deja huella, siempre queda algo de ella en nosotros.



El trayecto del metro desde mi casa hasta la de mi mejor amiga es largo y bastante tedioso, asi que suelo poner desde el principio la lista de reproducción y dejo que pase una a una las canciones y sin darle demasiada importancia aprovecho el tiempo para reflexionar.

Nos cautivan las sonrisas, ser comprendidos, admirados y quedridos. Solemos buscar la aceptación, la seguridad de un grupo, incluso nos convertimos, nos disfrazamos, somos quien nunca quisimos ser.
Tanto miedo nos da quedarnos solos, somos tan inseguros, ¿de verdad?.
Suena triste, si , muy triste.
Ironico, incluso divertido verlo desde fuera. Un entramado de relaciones complejas, hipocrítas e incluso posesivas, que llevan al desastre...
De hay a la traquilidad de una tarde acompañada de una interesante y divertida conversación o de las horas muertas en silencio con alguien con el que sencillamente congenias...
El camino es largo y es obvio que la amistad no es algo sencillo, pero es realmente necesario.