miércoles, 6 de octubre de 2010

El camino entre Dios y yo.

- Para empezar pongámonos en situación. Chico, edad 17, altura um...pongamos bastante más de la media, pelo cobrizo, ojos negros.¿Porqué no? un chico corriente, solo porque no lo era.
Contexto general; coyunturalmente se encuentra en una iglesia, rodeado de sus demás compañeros de clase, mientras el profesor de turno explica la historia de esta y sus maravillosos frescos.
Derrepente y a pesar de su escepticismo se siente sobrecogido por el lugar, de una forma inédita, de una forma sosegada, acogedora, parece que sencillamente algo realmente profundo,verdadero y tranquilizador le envuelve. Apenas puede escuchar las explicaciones a pesar de verse interesado por la belleza y elegancia renacentista del templo, se encuentra demasiado obnubilado como para prestar atención a algo.
Los alumnos empiezan a dispersarse, cansados ya de la clásica charla. Él no puede, no quiere irse.
Poco a poco empiezan a abandonar el lugar, por no quedarse rezagado camina despacio hacia el final de la nave central y observa detenidamente las pequeñas capillas laterales. Una de ellas capta en especial su atención, dedicada a la Virgen y de una tremenda sobriedad. Se queda allí espectánte durante minutos. Al mirar a sus pies encuentra un mesa con panfletos, canciones míticas de iglesia y oraciones. Escoge una de ellas al "azar". Y dice así:
Señor y Dios mio,
no tengo la menor idea de dónde estoy.
No veo el camino frente a mí
ni estoy seguro por dónde debo tirar.
Ni si quiera me conozco a mí mismo
y el que piense que voy tras tus pasos
no significa que éste realmente haciéndolo.

Pero creo que el profundo deseo
que tengo de complacerte
a Ti, de verdad, te complace,
y confío mantener este deseo
en todo lo que yo haga.

Espero que nunca haga nada
que me aleje definitivamente de Ti.
Sé que si me aparto
Tú me conducirás por el camino correcto,
aun sin yo saberlo.

Por eso, confiaré en Ti siempre.
Sí, en Tí más que en mí.
Y aunque alguna vez parezca
que estoy perdido
y en las sombras de la muerte,
no temeré, porque Tú siempre
estas conmigo.

Yo sé que nunca me abandonarás
dejándome solo ante el peligro.

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