domingo, 13 de diciembre de 2009

El olmo.

Los años, el tiempo, pesaba en nuestros hombros. No fue premeditado, no, no de una forma esperada, eramos nosotros... nada es de esperar.

Algo tan esencial como la muerte me hizo plantearme mi vida. Pero ... ¿Qué es vida si no hay muerte?

Desde lo alto de aquel monte podíamos divisar, realmente, lo que quisiéramos ; para mi en ese momento nada. Exhausta, harta en resumen...
No podía dejar de hablar, no quería, tenia demasiado que echarle en cara a la vida, a mi vida, que en esos momentos detestaba y quien me iba a escuchar si no eras tú.

Vimos un olmo, sólo dije "es mi árbol favorito". Acto seguido bajamos. Había arco iris pero ni si quiera llovía. Apareció el atardecer; pero cómo si era pronto...Salió un conejillo de nuestros pies, pero cómo no nos pudo oír antes...
No sé, sólo se que eramos por fin nosotros y que una vez más nos dijimos la verdad a la cara lo de más fue parte espontánea de lo que sentíamos.
Fue entonces cuando entendí lo que debía hacer.

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